Hotel Ashinoko Hanaori en Hakone

Reseña completa de nuestra estadía en este pintoresco hotel que se caracteriza por sus vistas paradisíacas, excelente gastronomía y baños termales de lujo

ashinoko hanaori

Al momento de planificar los lugares que íbamos a visitar decidimos incluir en nuestro itinerario de viaje a Japón la ciudad de Hakone. No es un destino demasiado popular entre turistas del exterior pero sí entre los japoneses. En Hakone hay hoteles de gran categoría a precios relativamente accesibles (o al menos más económicos que en Tokio). El dato interesante es que en Hakone está repleto de Onsen o baños termales, se combina con un paisaje montañoso que enmarca de manera idílica el Lago Ashi. Frente a este lago se encuentra el hotel Ashinoko Hanaori y es donde nos hospedamos antes de nuestro regreso a Tokio.

El objetivo de visitar Hakone era simplemente descansar en los baños termales acompañado de buenas vistas, cosa que logramos cumplir de manera satisfactoria. El itinerario de viaje completo fue extenuante, especialmente los primeros días, donde aún permaneciendo en Tokio teníamos actividades y recorridos diarios que dejaban muy poco margen para descansar. Casi todos los lugares que se visitan en Japón requieren un alto esfuerzo físico, no sólo por caminar largas distancias diariamente, sino también por las constantes subidas, escaleras o pendientes pronunciadas de los montes que no hay forma de evitar. Así que viene como anillo al dedo un stop/ go para descansar y recargar baterías (al fin y al cabo se supone que las vacaciones son para eso) y lo hicimos volviendo de Hiroshima. En lugar de ir directamente a Tokyo decidimos parar en Hakone. Encontramos el Hotel Ashinoko Hanaori en Booking a USD 500 la noche incluyendo una tina privada con aguas termales y media pensión (desayuno y cena).

Llegar al hotel no fue nada complicado. Nosotros viajamos en tren bala desde Hiroshima hasta Odawara y de ahí un bus de 40 minutos. En total fueron casi 5 horas. El dato de color es que teníamos que cambiar de tren bala para ir hasta Odawara y cuando miramos el tiempo que había entre la llegada (tren desde Hakone) y la salida (tren hacia Odawara) eran tan sólo 3 minutos. Todos los tickets de shinkansen los sacamos en la estación Ueno con una persona de JR que se encargó absolutamente de todo. (Sí, cometimos el error de no comprar los tickets de tren bala en el aeropuerto). Con este tipo de ejemplos te das cuenta que en Japón todo está pensado. Cuando llegamos a la estación donde teníamos que cambiar de tren, la plataforma que nos indicaba el ticket era la que estaba justo enfrente. Es decir, no tuvimos que caminar más de 15 metros para subir al otro y, una vez adentro, sí buscamos nuestro coche y asiento.

Alrededor de las 3pm ya estábamos haciendo el check in y a los pocos minutos disfrutamos de las maravillosas vistas al lago que ofrece el hotel. Luego llegó el momento de disfrutar los baños termales y esto sí requiere una explicación detallada.

En la habitación hay diferentes talles de yukatas y un calzado que debemos vestir para ingresar al onsen. Estos pasos se repiten en todos, no importa si es público o de un hotel. Una vez dentro, el primer paso es dejar el calzado en una especie de cubículos y colocarle un tag con un número identificador. Ese mismo número es el que debemos buscar en los lockers que se ubican en una sala contigua para dejar allí toda nuestra ropa, incluyendo la yukata. A partir de este punto no se puede ingresar con ninguna prenda ni calzado. Algunas personas llevan consigo una toalla pequeña que mojan con agua fría y colocan sobre sus cabezas para contrarrestar el efecto de la temperatura tan elevada del agua.
Cuando ya estamos en esas condiciones ingresamos a la sala de duchas. Es decir, antes de ingresar a la pileta de agua termal debemos asearnos de pies a cabeza. Aquí verán como boxes (apenas separados por divisores), tampoco es que haya demasiada privacidad, un duchador, un pequeño asiento, shampoo, jabón y algunos utensilios más de aseo personal (afeitadoras, cotonetes, etc.). Una vez que nos hemos dado un baño completo ya estamos en condiciones de ingresar a la piscina termal. Suelen ser de tamaño reducido y con poca profundidad, 50 cm aproximadamente. La recomendación es primero sumergir las piernas sentándose en el borde para, luego de que el cuerpo se acostumbre a las elevadas temperaturas del agua, sumergirnos hasta el cuello.
Dentro del agua vamos a estar unos pocos minutos. Cuando empezamos a transpirar es la señal que nos indica que el tiempo dentro del onsen está cumplido y debemos salir.
En las piletas del hotel Ashinoko de Hakone la experiencia onsen para quienes lo están haciendo por primera vez es superadora. Además de que sus instalaciones son super lujosas, tiene piletas interiores y exteriores. Si van en épocas invernales o de temperaturas más bajas es genial la sensación de poder estar al aire libre pero sin sentir frío. Y, por supuesto, como ya mencionamos disfrutar de estar sumergido en la piscina de agua caliente contemplando el lago custodiado de increíbles paisajes montañosos.
Para los que no se animan a tanto, el hotel tiene una terraza exterior contigua al lobby principal (también con vistas al lago) en donde se pueden sumergir únicamente las piernas en aguas termales. Allí se puede disfrutar de alguna bebida o trago de una manera menos comprometida que en el onsen e inclusive está bueno para compartir en pareja. Recordemos que los onsen están separados por género.



Retomando nuestra experiencia en el hotel, después de los baños termales, llegamos al horario de la cena. Previamente hay que realizar una reserva desde una web en donde se ofrecen ingresos desde 5.30pm hasta las 8.30pm. Los turnos son de 90 minutos y, por supuesto, respetando nuestros horarios de cenas sudamericanos optamos por el último. Tanto el desayuno como la cena estaban incluidos en la tarifa y la modalidad es buffet. Tanto alimentos como bebidas totalmente libres (incluyendo bebidas alcohólicas como cervezas, vinos y hasta whiskies). La comida del hotel Ashinoko realmente está a otro nivel. Tiene la combinación perfecta de cocina oriental y occidental. Hay tantas opciones para elegir y probar que se te hace agua la boca. Algunos platos que ya vienen presentados (suelen ser los más elaborados) son porciones pequeñas, ideales para esta modalidad buffet porque facilitan que uno pueda probar diferentes sabores y, al mismo tiempo, no desperdiciar comida (cosa que en Japón está muy mal visto). Para ayudar a los huéspedes a que no se sirvan comida por de más podrán notar que todos los platos para servirse son de tamaño pequeño, como si fuera para comer un appetizer. Probamos cordero, salmón, ostras, sopas, arroces y ensaladas. Después de 20 días en Japón fue el primer restaurante en donde encontramos ensaladas y variedad de frutas y verduras. En la gastronomía japonesa no es que no existan pero siempre son de acompañamiento, no tienen la costumbre de la ensalada como plato principal. En Tokyo sólo comimos en TGI Fridays una caesar salad que no estaba tan mal pero tuvimos que recurrir a una cadena occidental.

Lo cierto es que ningún plato tiene desperdicio y todo estaba realmente espectacular. Desde los sabores más tradicionales como sopas o arroz con salsas picantes o pescados fritos hasta delicatessen de patisserie para cerrar acompañando un té de matcha. El desayuno fue con la misma modalidad buffet pero no requiere reserva previa y tuvimos la suerte de ocupar una mesa del ventanal que ofrece vistas a la pileta y al lago. A pocos metros del hotel está el puerto desde donde sale un barco estilo pirata que hace un paseo por el lago. También hay un teleférico a 30’ en auto para aquellos que quieran conocer un poco más de Hakone.
Al realizar el checkout nos informaron que había un traslado gratuito a la estación de tren pero lamentablemente ya estaba completo para el horario que necesitamos. Volvimos en bus igual que como llegamos y así culminamos una experiencia inigualable en este hotel de Hakone al que llegamos casi de casualidad. Totalmente recomendable si lo que buscan es un poco de descanso y relax en un entorno magnífico, lleno de paz y espiritualidad acompañados de una gastronomía del mejor nivel internacional.